Llegamos exhaustos al final del año. Por las cotidianas ranuras de los días se han ido escapando de muchas personas la dignidad y la justicia, el hogar y el pan, el trabajo y la paz. ¡Conviene empezar de nuevo! Mas podemos encajar y sobrevivir a tanta derrota por una delicada y armoniosa hegemonía del Bien, no siempre perceptible debido a los ruidos mediáticos, pero presente sin duda en el cadencioso discurrir de los días, repletos de gestos nobles, honrados y amistosos. No suelen ocupar portadas ni abrir informativos, pero permiten que el mundo sobrelleve los embates del mal. Algo de esa hegemonía del Bien apreciamos en esta Adoración de los pastores del Bronzino (1540) llena de delicadeza, armonía y ternura. Desde los impávidos rostros de los personajes, centrados en el Recién Nacido, el Bien-de-Dios para todos, hasta la serenidad apacible del paisaje, pasando por las tersas formas y colores… El cuadro despliega una abundancia angélica que abre resplandores y siembra claridades para un mundo que se empeña en la turbidez de lo oscuro. Navidad de nuevo, un nuevo impulso a llenar del Bien de Dios el latido renovado de la Vida. Con mis mejores deseos,
Gabon zoriontsua eta urte berri on!
José Antonio Badiola Saenz de Ugarte
Decano de la Facultad