“Hau guztia, Jaunak profetaren bidez esana bete zedin gertatu zen: Hara, birjinak haurdun gertatu eta semea izango du, eta Emmanuel jarriko dio izena. Emmanuel izenak ‘Jainkoa gurekin’ esan nahi du” (Mt 1,22-23).
“Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había anunciado el Señor por medio del profeta: la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Enmanuel, que significa ‘Dios con nosotros’” (Mt 1,22-23).
La obra elegida para la felicitación y reflexión navideña de este año fue realizada por el gran Raffaello Sanzio (cuyo epitafio en el Panteón romano llora que con él murió la propia Naturaleza) en su periodo florentino, momento de máximo esplendor de la valoración renacentista del dibujo, la línea y el trazo. Rafael experimenta la teoría de Leonardo del “dibujo indefinido”, como expresión de una idea general a través de rápidos esbozos que evidencian variaciones compositivas. Los trazos seguros, fluidos y circulares sugieren la energía y el movimiento de los personajes, así como el modelado de las figuras y las luces y las sombras. Con la Navidad ya próxima, los “movimientos circulares” pasan del papel a la vida: Dios con nosotros y nosotros con Dios. Los trazos inacabados del genial pintor de Urbino sugieren que somos nosotros los que, fortalecidos e iluminados por la presencia del Niño, tenemos el honor y el deber de modelar su rostro de ternura y salvación en la maltrecha andadura de la vida. Que esta Navidad y su Misterio nos muevan a “modelar a Dios” empeñados en vivir y transmitir su Evangelio cada día.
Con afecto y mis mejores deseos
Gabon zoriontsuak eta urte berri on!
José Antonio Badiola Saenz de Ugarte. Decano